CAPÍTULO VII
MATERIALIDAD
DIMENSIONAL
LOS DIFERENTES
ESTADOS DE LA MATERIA DEPENDEN DE LA VELOCIDAD VIBRATORIA DE LA ENERGÍA. TODO
ES ENERGÍA
Durante
muchos años imperó la idea de que la materia y la energía estaban formadas por
sustancias diferentes. Ahora, por fin, se entiende que todo es energía y que
los diferentes estados de la materia, correspondiente a sólidos, líquidos y
gases, no son más que distintas manifestaciones de la energía finalmente
conformada por átomos, moléculas y campos magnéticos. También, gracias al
avance de la neurofisiología, sabemos que la memoria y las funciones mentales
tienen existencia bioeléctrica y bioquímica, por lo tanto, podemos afirmar que
existe una materialidad de las funciones mentales y emocionales. También
nuestra memoria está conformada por cierta disposición de átomos, moléculas e
impulsos eléctricos. Existen otras partes del átomo que conforman procesos
energéticos tan sutiles que, aun actualmente podrían considerarse como ligados
a funciones del alma o de aquel ámbito que
denominan espiritual, que es un constructo hipotético donde el ser humano
coloca todos los fenómenos que no alcanza a explicar ni a entender a que tipo
de fina materialidad corresponden.
LA SEPARACIÓN
ENTRE MENTE, CUERPO Y ALMA ES SOLAMENTE EL RESULTADO DE NUESTRAS LIMITACIONES
PERCEPTUALES
Lo
anteriormente expuesto nos permite afirmar que en el cuerpo humano la división
entre materia, energía y alma, no es más que una hipótesis nada realista, ya
que el ser humano está conformado en una unidad integral que incluye cada una
de las partes mencionadas. Nuestro ser posee diferentes niveles y
manifestaciones de materialidad inextricablemente unidas entre ellas; por lo
tanto esta separación de las partes no es más que una ilusión, resultado de
nuestra forma habitual de percibir la realidad.
LO QUE SE SABE
SOBRE EL ÁTOMO HA IDO CAMBIANDO CON EL TIEMPO Y SEGUIRÁ HACIÉNDOLO
Si
la palabra átomo significó originalmente la partícula que ya no podía
dividirse, al encontrar que la realidad contradecía esa idea debería haberse
cambiado la palabra, pero ya saben ustedes lo poco razonables que son los
defensores del status quo. Lo mismo
se ha vivido en todos los ámbitos del saber humano. Bueno pues por lo pronto,
ahora se dice que un átomo es la unidad más pequeña posible de un elemento
químico. El átomo es la manifestación más pequeña de un elemento químico que
mantiene las características propias de esa materia. Las moléculas se forman
con la unión de varios átomos.
Se
supone que el átomo está formado por un conjunto de electrones girando en torno
a un núcleo, que a su vez está compuesto por protones y neutrones. También se
supone que el número de electrones es igual al número de protones.
Aunque
es importante recordar que el núcleo ocupa una región del espacio diez mil
veces menor que todo el átomo, sin embargo, casi toda la masa de un átomo está
concentrada en su núcleo. Tratemos de imaginar el inmenso espacio existente
entre el núcleo y los electrones como si estuviera “vacío” ya que, aunque está
libre de partículas, está completamente lleno de la energía de los campos
magnéticos que existen en cada uno de los átomos de la materia que concebimos
como algo sólido. Por lo tanto, el concepto de vacío no es más que otra ilusión
entre muchas. Por lo poco que yo entiendo, el vacío en estrictu sensus: No existe en nuestro universo.
Es
importante reconocer que no ha sido posible medir el diámetro de un átomo,
menos aún el de su núcleo, pero se ha logrado determinar, en forma aproximada
que el diámetro promedio de átomo es de un Angstrom, que es 1 cm x 10 elevado a
la menos 8, o sea 0.00000001 cm. Y el diámetro de su núcleo es de un cm x 10 elevado a la menos 12. Eso
nos da una idea de las relativas gigantescas distancias entre las diferentes
partículas.
En
ese inmenso espacio ausente de masa, que algunos piensan como vacío, existen
fuerzas de atracción y repulsión cuya materialidad no ha sido detectada, pero
sí sus efectos energéticos; lo interesante es que estas fuerzas están ahí por
la presencia de las masas del núcleo y los electrones, es decir, forman una
continuidad indisoluble que hace posible la singularidad de sus características
químicas y eléctricas. Esto hace que el
vacío sea más un concepto derivado de nuestra percepción que una realidad de
ausencia. Porque, ocupando ese aparente espacio vacío, existen campos
electromagnéticos que, si tuviéramos los órganos para percibirlos, nos darían
la apariencia de membranas tejidas con ondas.
DUALIDAD
ONDA-PARTÍCULA
La
dualidad onda-corpúsculo, también conocida bajo el nombre de dualidad
onda-partícula, hace referencia a una propiedad básica de la mecánica cuántica
y consiste en la capacidad de las partículas subatómicas (materia) de comportarse
o tener propiedades tanto como de partículas materiales como de ondas
(vibración). Es decir, en lenguaje llano, que una misma partícula subatómica
puede ser materia o vibración; puede comportarse lo mismo como una cosa así
como otra.
La
descripción científica de esta propiedad de la materia de manifestarse tanto
como partícula así como energía, fue enunciada públicamente por primera vez en
el año 1924 por un físico francés de nombre Louis-Victor De Broglie, quien escribió
que los electrones presentan características tanto ondulatorias como
corpusculares, comportándose de uno u otro modo dependiendo de la especificidad
del experimento que se realice. El experimento conocido como “de la doble
rendija de Young” es el que en forma más sencilla nos ejemplifica esta doble
cualidad.
Para
describir esta propiedad de la materia, De Broglie fundamentó su propuesta a
partir del efecto fotoeléctrico que había ya sido explicado por Albert Einstein,
al explicar que el efecto fotoeléctrico está causado por partículas cuánticas
de luz denominados fotones cuya energía depende de su frecuencia de onda.
Einstein ya había dicho que en algunos procesos las ondas electromagnéticas que
forman la luz se comportan como corpúsculos.
Estas
observaciones, con más o menos un siglo de antigüedad, han permitido entender que existe una
continuidad entre la materia y la energía, de tal manera que las formas de
energía más sutiles pueden manifestar tanto su apariencia material así como su
apariencia vibracional. Las energías más sutiles e imperceptibles para el ser
humano son también materia, aunque un estado muy fino de la materia; por lo que
la dicotomía establecida entre espíritu y materia solamente refleja la poca
visión o la ignorancia de quien lo postula.
Estamos
hablando de que el supuesto conocimiento de la realidad objetiva (es decir de
lo Real) muchas veces es ilusorio. Para el ser humano la realidad es lo que le
consta por experiencia propia y puede afirmar que es cierto; por lo tanto,
nuestra realidad se encuentra reducida a los límites de nuestra percepción. Sin
embargo existen en el universo que nos rodea, muchos sonidos que no somos
capaces de escuchar; colores que no podemos percibir; olores que nos pasan
desapercibidos; y, un sin fin de elementos de la naturaleza que son reales, que
existen, pero que no estamos capacitados para percibir a través de nuestros
sentidos y sólo podemos reconocerlos y cuantificarlos gracias al avance tecnológico
que ha puesto a nuestro alcance sofisticados aparatos de medición.
Por lo que resulta necesario retomar el tema
del significado de lo que entendemos como verdad o realidad en otra parte de
este texto, para desarrollarlo con la amplitud que merece.
VIBRACIÓN
Las
partículas y las ondas que, como manifestación de la energía existen en el
universo, tienen una vibración. Todo tiene una vibración. Algunos individuos
perciben la energía en una forma muy parecida al sentido de la vista, a estos
se les conoce con el nombre de videntes. Existen algunas personas que, después
de ejercitarse y generar la energía fina necesaria, pueden percibir la energía
como una vibración a través de “sentirla” con otras partes de su cuerpo
(distintas a los ojos), es decir, sienten las vibraciones, las reconocen e identifican
sus características.
Cuando
usted percibe el color de las cosas, su retina está percibiendo la específica
vibración que corresponde a ese color. Eso es lo normal.
Además
del uso normal de los cinco sentidos, al ser humano no se le han enseñado formas
alternativas para llegar a conocer el universo a través de las diferentes
vibraciones que de todos los objetos emanan. Pero todos los seres humanos están
capacitados para llegar a desarrollar nuevas vías perceptuales para
percibir-sentir las vibraciones de los objetos, en lo individual, y el panorama
vibracional de un conjunto de objetos reunidos o próximos; pero, por supuesto,
esto será posible solamente cuando la persona haya generado en su ser la
energía fina suficiente como resultado de sus esfuerzos concientes.
Aprender
a distinguir las diferentes vibraciones de cada objeto, es una forma no
automática de percibir la energía del universo. Eso nos colocaría en posesión
de un conocimiento que nos posibilitaría un manejo más amplio y útil de las
energías; es decir, de un más amplio manejo de la energía a partir de
percibirla tal como fluye en el universo.
El
ser humano en su estado actual de automático desarrollo evolutivo, puede
reproducir por evocación conciente cualquier vibración que haya conocido y
aprendido. ¿Por qué el homo sapiens
puede reproducir las vibraciones? Pues porque el ser humano nace con una
capacidad de aprendizaje basada en los Neurotransmisores de Memoria. Todas las
vibraciones que va conociendo puede reproducirlas a voluntad, pero también
inconscientemente pueden reproducirse en su ser.
Un
ejemplo para facilitar la comprensión de este gran instrumento, que siempre
hemos tenido y pocas veces lo usamos, pero sobretodo casi nunca usamos
conscientemente, puede ser mostrado de la siguiente manera: Si comienzas a
recordar momentos tristes de tu vida terminaras estando triste. Si recuerdas
momentos felices de tu existencia terminas estando feliz. Es decir, a partir de
tu memoria puedes producir todas las vibraciones necesarias para reproducir
estados mentales, emocionales y/o físicos. El manejo de la memoria para reproducir
voluntariamente vibraciones específicas forma parte de las herramientas que
utilizamos para logar lo que llamado manipulación
consciente de neurotransmisores de memoria.
LA REALIDAD
Podemos
concebir conceptos para describir diferentes tipos de realidad, diferentes
grados de realidad y tantas diferentes realidades como dimensiones probables
tenga el universo. Podemos filosofar y pensar en las diferencias entre realidad
subjetiva, realidad objetiva, realidad experimentable, realidad ideal, realidad
virtual y, además en los diferentes grados de realidad que dependen de la
calidad, amplitud, intensidad y profundidad de la percepción. En fin, podríamos ocuparnos durante años en
la tarea de deshebrar esa madeja.
Pero,
por el momento, lo que haremos será ocuparnos de definirla y encontrar los
aspectos prácticos que podemos utilizar para actuar en forma útil sobre esa
realidad y específicamente sobre lo que, de acuerdo al sentido común, podría
llamarse “nuestra realidad”.
REALIDAD DE UN
ACONTECIMIENTO
Si
nos abstraemos por un momento del enmarañado mundo de los retruécanos
filosóficos y nos concentramos en la elaboración de un ejemplo práctico, que
haga más simple y menos complejo lo que queremos transmitir; tenemos que
hacerlo refiriéndonos a los aspectos cotidianos de la vida diaria; por lo tanto
a partir de este punto del desarrollo de este este escrito, dejaremos
establecido que nos estaremos refiriendo a la “realidad de un acontecimiento
cualquiera de la vida diaria”.
De
un mismo suceso se pueden derivar diferentes categorías descriptivas de la
realidad de lo acontecido.
Primero,
supondremos que existe un suceso “real” y a partir de éste tomaremos en cuenta
que existe una realidad concreta a la
que podemos calificar como “objetiva” porque “es lo que es”, independientemente
de cualquier descripción; además de que es una realidad totalmente
independiente de la capacidad perceptual
y cognitiva de cualquier posible observador.
Segundo,
de ese mismo suceso puede surgir también la existencia de una realidad
netamente conceptual, a la que podemos calificar como “personal”, porque es el
resultado de nuestra capacidad perceptual y cognitiva. Ésta depende totalmente
de nuestros mecanismos de valoración y toda nuestra experiencia previa
acumulada que, a pesar de ser resultado de una abstracción, cobra presencia
real, existencia material y concreta en el universo, porque logra tener
existencia física. Sí, efectivamente, esto se ha hecho posible porque
físicamente ya fue memorizada, por lo tanto: existe grabada en nuestros Neurotransmisores
de Memoria. Es real en cuanto a que existe dentro del sistema neurológico. Su
existencia es real a pesar de que normalmente termina siendo una “realidad” muy
distinta a la realidad objetiva, es decir, una descripción de la realidad
objetiva, que para el ser que la vivió y la percibió constituye su realidad.
Lo
más interesante y útil del conocimiento y comprensión de este hecho radica en
la posibilidad práctica de manipular y modificar esa realidad personal a
nuestra total conveniencia, lo que da origen a la posibilidad de la manipulación conciente de nuestros
neurotransmisores de memoria.
Por
lo tanto podemos modificar aquello que nosotros entendemos como el recuerdo
real de lo que hemos vivido, acomodando todo a nuestra sana conveniencia. Que
finalmente desemboca en la posibilidad de modificar la realidad, es decir:
podemos modificar tanto como nos convenga, nuestra realidad personal utilizando
una serie de mecanismos específicos muy sencillos.
Tercero,
de ese mismo suceso al que nos hemos estado refiriendo puede surgir también la realidad conceptual y abstracta de
los otros, es decir, lo que testigos del mismo acontecimiento consideran como
realidad, respecto a un mismo hecho real, puede generar diferentes
descripciones por parte de cada una de las personas involucradas.
Cuando
se viven fenómenos extraordinarios que violan la rigidez de nuestra estructura
lógica, una parte de nuestras funciones automáticas elimina los elementos
necesarios para mantener la tranquilidad de nuestras mentes, que pretenden
tener resuelta la descripción de nuestro universo, de tal manera que todo lo
extraordinario, se puede tornar imperceptible por el procedimiento de su
borrado automático.
Por
lo tanto, hasta este momento podemos señalar que, a partir de un mismo acontecimiento
“verdaderamente real”, pueden surgir tantas diferentes versiones de esa
realidad como observadores la hayan percibido. Podemos concluir la lógica
existencia de cuando menos:
a)
Una realidad a la que llamaremos “objetiva”, externa a la capacidad perceptual
y cognitiva del individuo que la observa.
b)
Nuestra realidad “personal”, que es una mera descripción que depende de la
capacidad perceptual y cognitiva que tenemos como individuos.
c)
Una realidad ajena a nosotros, que depende de la capacidad perceptual y
cognitiva de los terceros observantes.
SOBRE LA
IRREALIDAD DE LO REAL Y LA REALIDAD DE LO QUE FUE IRREAL
La
imprecisión descriptiva de lo objetivamente real del universo determina el
grado de irrealidad de lo que consideramos como realidad. A partir del
reconocimiento de nuestras deficiencias perceptuales, si así lo deseamos, podemos afirmar que todo lo que conocemos como
real es solamente un conjunto de abstracciones ilusorias e interpretaciones
relativas.
Sin
embargo, esto no justifica ni valida el tipo de afirmaciones que dicen que la
realidad no existe y que todo es ilusorio, ya que lo que si es efectivamente un
conjunto de ilusiones, es nuestra realidad conceptual, a la que ya he
calificado párrafos antes como “personal”; pero no hay que olvidar que, de
cualquier manera, la existencia de “lo real” persiste en el universo,
independientemente de nosotros.
Por
lo tanto, la afirmación que apoyan algunos pensadores de que todo es ilusión,
es un abuso conceptual; una opinión sesgada de quien confunde los diferentes
niveles de realidad y niega la existencia de lo real; niega la existencia de
todo lo que hay en el universo, cuando lo único que en justicia podría negarse
sería la exactitud de lo que el ser humano considera como realidad, debido a
sus límites y deficiencias perceptuales.
Algo
en lo que todos podríamos ponernos de acuerdo es en el hecho de que hasta el
momento el concepto habitual de Realidad
no es unívoco.
Después
de todo lo anteriormente expuesto, podríamos entender con facilidad que Realidad es el conjunto de lo que
existe en el universo tal cual es percibido por el ser humano y que “lo real” es
el conjunto de lo existente en el universo, independientemente de que sea
percibido o no por el ser humano.
Lo
real y lo irreal conviven tan cercanamente que podríamos llegar a confundir sus
fronteras. Para demostrar esquemáticamente esta afirmación propongo el ejemplo
de pensar en un mítico Minotauro: El hecho de pensarlo es real, pero lo pensado
es irreal.
Esto
nos permite saber que una afirmación del tipo “a partir de que piensas en un
Minotauro, éste es real porque existe realmente en tu pensamiento” es
completamente falsa, es un sofisma porque de lo expresado solamente el
pensamiento (como acto de pensar) es real y lo pensado (el minotauro) continúa
siendo irreal, abstracto.
Ahora
bien, si le das valor de realidad al Minotauro, entonces recíprocamente a todo
lo que vives diariamente le podrías dar igual valor de irrealidad.
Y
si hasta ahora se nos ha hecho complicado seguir la secuencia de estas
afirmaciones, todavía queda pendiente agregar que, como existen diferentes
niveles de percepción del ser humano, se vive con la impresión de que existen
diferentes realidades, aunque todo lo real tiene una misma continuidad y la
apariencia de diferentes realidades se debe solamente a las grandes diferencias
perceptuales del ser humano, que dependen del nivel evolutivo de cada
individuo.
UTILIDAD DE
APRENDER A DIFERENCIAR LA REALIDAD OBJETIVA RESPECTO A OTRAS REALIDADES
Un
aspecto práctico del estudio de los diferentes significados de la realidad
dentro de la vida cotidiana, caracterizada por la psicopatología de la
normalidad, radica en su utilidad para dar claridad al ser humano entre la
existencia de diferentes realidades. Cuando una persona no tiene
suficientemente clara la diferencia entre la realidad objetiva (lo real) y la
realidad abstracta de lo que tiene en su pensamiento, puede sufrir
contradicciones que lo lleven desde la comisión de errores graves de
comportamiento hasta confusiones que justifiquen su internamiento en alguna
institución psiquiátrica.
Es
recomendable, para que el lector haga claridad en este tema y evite futuras
confusiones, que tome en consideración algún ejemplo que haga patente la
diferencia entre la realidad virtual y la realidad objetiva. Por ejemplo, en un
juego de video la existencia del personaje es una realidad virtual, que no
tiene existencia objetiva fuera del software donde existe.
Una
vez que la persona entienda esa diferencia, es más fácil que logre entender que,
de igual manera, hay una diferencia entre la verdad objetiva y la verdad
abstracta de los pensamientos guardados en los Neurotransmisores de Memoria.
Una
interesante actividad a la que podemos dedicar nuestros recursos de la vida
ordinaria, podría ser el de convertirnos en seres que, buscando la verdad de lo
que es el alma (el mundo espiritual), intentemos lograr el conocimiento de lo
que es Dios Infinito. Y esto como camino contrario a seguir viviendo en el
adormecimiento de la vida rutinaria, con el horror de la inconciencia en que
estamos sumidos.
Cuando,
como consecuencia de una charla social, me preguntan a qué me dedico o cual es
mi ocupación, respondo: Soy un buscador de la verdad.
Un
buscador
de la verdad es una persona que intenta conocer con todo su ser lo
Real. Sabe o intuye que, una vez que logra conocer o desentrañar un misterio,
siempre habrá detrás mucho más que descubrir y conocer sobre esa parte de la
realidad que puede percibir más, en la medida en que aumente su nivel de
energía fina y, por lo tanto, su nivel de conciencia
despierta. No se queda dormido en la comodidad de lo que encontró sino que permanece
con la pregunta abierta para encontrar una mayor y más profunda percepción de lo
Real; por lo tanto, no se aferra a defender su percepción actualizada de la
realidad sino que mantiene viva su disponibilidad a seguirse maravillando con
la magnificencia del infinito, que siempre guarda algo pendiente para ser
“descubierto”.
Podemos
llevar estas consideraciones al tema de lo que sería el mundo de la
espiritualidad o aquello relacionado a lo que llaman el alma. Por todos los
rincones del planeta se usan expresiones que hablan del espíritu y del alma. Si
nos embarcamos en el estudio académico de lo que se ha escrito, encontraremos
que a través del tiempo se han utilizado definiciones idénticas para describir
espíritu y alma.
MIS BLASFEMIAS
CONCEPTUALES SOBRE EL MUNDO ESPIRITUAL Y LA ESPIRITUALIDAD
Se
ha dicho y escrito tanto sobre estos temas de lo espiritual y el alma, sin
haber llegado a definiciones que resulten siquiera medianamente veraces, que
abundar sobre la definición de eso que usted entiende por alma, espíritu y
espiritualidad, resulta extremadamente infructuoso, debido a que la mente del
homo sapiens ya está llena de conceptos y creencias tan inamovibles que rayan
en el dogmatismo; tanto así, que hasta provoca la fanática defensa de sus
concepciones, definiciones y creencias.
Tal
vez esa sea la razón por la que algunos autores, que han incursionado de lleno
en eso que llamamos la dimensión espiritual, se hayan visto impulsados a
utilizar nuevas definiciones como: Una realidad aparte; el mundo del nagual;
las otras realidades; las dimensiones superiores; los mundos sutiles; el reino
celestial; el mundo angelical; el cielo; la gloria, etc.
Y
esto probablemente lo hayan hecho para evitar las discusiones bizantinas que
provocarían sus escritos y descripciones, por no coincidir con las creencias
estadísticamente mayoritarias, ya fuertemente establecidas en la mente de
muchos eruditos; de los mercenarios del pensamiento; y, de los sicarios
intelectuales de las teologías elaboradas “a modo y conveniencia” de algunos
grupos de poder.
Como
no me pude liberar de la tentación de escribir respecto a lo que se llama mundo
espiritual, yo me atrevo a definirlo como: La dimensión de la energía
fina correspondiente a octavas superiores no perceptibles para el homo sapiens.
Cognoscibles solamente gracias a las “funciones superiores” de aquellos seres
que han evolucionado al nivel de homo angelicus.
Estas
dimensiones o escalas superiores no pueden ser definidas con el lenguaje del
homo sapiens, por lo tanto, su conocimiento y apreciación está más allá de las
posibilidades lingüísticas de nuestros idiomas. Cualquier descripción que
hagamos de esas dimensiones sutiles resulta, inevitablemente una blasfemia y
eso por decirlo utilizando un giro poético del lenguaje, ya que lo angelical sólo
puede ser comprendido por el homo angelicus, la mente normal del homo sapiens
no está capacitada para comprender aquello que está muy por encima de su nivel
de ser.
Si
nuestro pensamiento fuera en verdad lógico nos permitiría dar por hecho que
existen niveles superiores de realidad y que éstos podrían formar parte lo que
consideramos como el mundo espiritual, por lo tanto, todo
aquello que nos lleve por el sendero evolutivo hacia esa realidad superior
puede ser denominado como el camino de la espiritualidad.
A
todos los sinceros buscadores de la verdad les propongo la realización del
siguiente ejercicio intelectual: Definir con sus propias palabras el concepto
de alma, espíritu y espiritualidad; también señalar la
diferencia entre espíritu y alma. Este es un trabajo que puede llevarse mucho
tiempo; deberá tomar todo el que sea necesario para este ejercicio, aunque se
lleve años.
SEXO
Si
le piden, sin previo aviso, que comente qué surge en su mente si alguien le sugiere
pensar en la palabra sexo. ¿Qué imágenes evoca?
La
palabra sexo nos puede llevar a extremos que van desde las ideas de lo sucio y
pecaminoso hasta las más sublimes. Entre uno y otro extremo es muy importante
que encontremos nuestras ideas de lo que sería una sexualidad sana; también lo
que pensamos respecto a una sexualidad pecaminosa y la información que poseemos respecto a la
sacralidad de la actividad sexual.
No
creo necesario extenderme en este tema, ya que aburriría a los lectores
comentando algo sobre lo que saben mucho. Pero considero conveniente realizar
algunos ejercicios intelectuales sobre este tópico para, finalmente, llegar a
una propuesta práctica que resulte al menos: Útil, buena, bella y justa para
uno mismo y para el universo en su conjunto.
A
continuación presento algunos de los ejercicios que se sugiere realizar en
grupo cuando sea posible, de lo contrario realícelo en forma individual:
Ejercicio número
uno. ¿Qué
imágenes y pensamientos surgen en usted ante la palabra sexo?
Un
entretenido ejercicio es que rápidamente escriba o grabe cuando menos treinta
palabras o ideas respecto a todo lo que se le ocurre en cuanto escucha esa
palabra.
Ejercicio número
dos.
Como tarea para toda una semana.
Escribir
en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser
calificado por mí y/o por los demás como sucio
o pecaminoso.
Ejercicio número
tres. Como
tarea para toda una semana.
Escribir
en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser
calificado por mí y/o por los demás como sagrado
o espiritual.
Ejercicio número
cuatro. Como
tarea para toda la semana.
Escribir
en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser
calificado por mí y/o por los demás como sano.
¿Qué es el sexo sano? Recordar que cópula no es lo mismo que amor. En la cópula
se realiza una función principalmente hormonal y el amor es una función
emocional. Referirnos a la cópula con la frase “hacer el amor” es un error que
promueve infinidad de malos entendidos para los fines del conocimiento de la
totalidad funcional del ser. Meditar, pensar y escribir todas las posibilidades
de manifestación sana de la cópula y la sexualidad.
Finalmente,
después de haber realizado los ejercicios intelectuales respecto al sexo, es
necesario comprender que todas esas ideas que tenemos sobre la sexualidad son
el resultado de influencias religiosas, políticas y culturales que,
aparentemente, han sido creadas con el objetivo de mantenernos adormecidos y
alejados de la posibilidad de transmutar esa finísima energía que pudiera
servir para generar un elevado despertar de la conciencia humana y nutrir al
cuerpo astral.
LA ENERGÍA
SEXUAL Y SU USO COMO TERCER CHOQUE CONCIENTE
Tanto
el sexo sagrado como el pecaminoso o el sano, corresponden al nivel de
comprensión de los seres desde lo que llamamos la psicopatología de la normalidad.
Para que la práctica del Tercer Choque Conciente tenga alguna sana utilidad es
importante haber realizado con plena constancia y dedicación los dos primeros
choques con el fin de contar con la energía fina suficiente para el siguiente
paso.
Sólo
la vibración del orgasmo, llevada a todo el cuerpo, usada como Tercer Choque Conciente,
corresponde a las posibilidades evolutivas.
Ejercicio
preparatorio recomendado para lograr el Tercer Choque Conciente:
En
cualquier momento en que sienta excitación sexual, dirija su atención a
reconocer la vibración que ésta genera; es importante dirigir nuestra atención
para observarla muy bien, en forma
imparcial, a fin de memorizarla para que posteriormente podamos reproducir esa
específica vibración a través de la evocación conciente. Una vez evocada y
reproducida esta vibración, gracias a la maestría que hayamos alcanzado a
desarrollar, la utilizaremos para dirigirla a todas y cada una de las células
de nuestro organismo, tantas veces como podamos, durante el día en los estados
de vigilia y en la noche durante el sueño lúcido.
Aunque
la partícula y la vibración siempre van juntas, en este tema lo que nos
interesa es precisamente la frecuencia vibratoria. No hay que confundirnos
respecto a la importancia de los fluidos y el conjunto de sus componentes
hormonales con la vibración orgásmica que generan. La parte útil del ejercicio es
la vibración, redirigida concientemente, que nos prepara para llegar a realizar
algún día el Tercer Choque Conciente.
El
líquido seminal no requiere ser conservado en nuestro interior ya que, una vez
recanalizada su vibración, deberá ser expulsado del cuerpo físico para dejar
lugar a la sana generación del nuevo líquido; de lo contrario, el conjunto
celular que lo forma puede descomponerse dentro del cuerpo y generar problemas
de salud. Lo que no hay que desperdiciar es la oportunidad de utilizar la
vibración del placer orgásmico. El verdadero desperdicio energético radica en
tener relaciones sexuales en forma mecánica e inconsciente desde nuestro
habitual estado de falta de conciencia.
Con
el tiempo y la práctica lograremos evocar la vibración del placer orgásmico
para redirigirla concientemente a todas las células de nuestro organismo. Es la
vibración de nuestra energía sexual la que logra completar la transmutación
alquímica para cristalizar la existencia del cuerpo astral.
POSIBILIDADES
EVOLUTIVAS
Existe
una tendencia evolutiva general de las especies que no incluye una automática
ampliación de la conciencia del ser.
La
evolución física de las especies es automática. Está diseñada dentro del
conjunto universal para que, a través del proceso de aprendizaje, mejoramiento
y capacitación; las especies se adapten
cada vez mejor a su medio ambiente y garanticen su reproducción y
supervivencia. Guardando y transmitiendo los elementos esenciales aprendidos
durante sus vidas, a través de la memoria genética.
En
el caso del ser humano, una vez garantizada su reproducción y
supervivencia, la evolución automática
llega a su límite. La evolución de la conciencia, la evolución psicoemocional y
espiritual no reciben un impulso automático para su acrecentamiento; por el
contrario, tanto en lo colectivo como en lo individual, la evolución
psicoemocional y espiritual del ser humano no es impulsada por la inercia de
las leyes automáticas del universo.
Es
importante remarcar que el acrecentamiento evolutivo de las funciones
emocionales y espirituales requiere de esfuerzos concientes por parte del ser
humano, para lograr el desarrollo de la posible evolución durante su periodo
vital. Con esto quiero dejar claro que la evolución psicoemocional y espiritual
del hombre no está programada automáticamente por el universo sino que es
necesario realizar el trabajo interior necesario e indispensable para ello.
Los esfuerzos para lograr una mayor y mejor
evolución psicoemocional y espiritual han sido propuestos a la humanidad, desde
hace milenios, por diferentes sistemas de desarrollo y tradiciones sagradas, en
diversas épocas y lugares. Aquí he propuesto solamente algunas herramientas que,
adecuadas a la época actual, facilitan ese esfuerzo a las personas que se
dedican total y completamente al desarrollo de la totalidad del ser.
FIN